Crónica de nuestro gran corredor Brasileño Luiz Mandico en la Ultramaratona Bertioga-Maresias – 75km

https://youtu.be/l8NfQCz7JfU

Ultramaratona Bertioga – Maresias, 75Km separan estas dos ciudades del litoral norte de São Paulo.

Es considerada una buena prueba para a todos los ultramaratonistas que inician su carrera en las largas distancias. Se caracteriza por ser una prueba rápida, pero tiene su cereza de la tarta em la tan famosa y dura sierra de Maresias. La prueba está compuesta por 7 puestos de control, con distancias que variaban de 5 a 15 km, donde puedes recibir ayuda de tu equipo de apoyo, que brillantemente fue realizado por mi novia.

Sábado, 19 de mayo de 2018, el día de la prueba. Eran las tres de la mañana y ya estaba despierto. La salida de la categoría individual se daba a las 5h. Me levanto, me visto, tomo mi desayuno y me dirijo a la salida que estaba a menos de 1 km de allí.

En la arena de largada, me calco, me posiciono debajo del pórtico y aguardo ansiosamente el sonar de la bocina autorizando nuestra salida. Salimos! Todavía oscuro, la temperatura era perfecta, éramos escoltados en la arena por apoyos de otros equipos que recorrían el trazado de bicicleta. Me sentía muy bien. ¡Iba con el primer pelotón! ¡Qué increíble estar entre los 6 primeros puestos! Pero sabía que tendría muchos kilómetros por delante.

Había montado la estrategia de parar sólo en los puestos de apoyo impares, con excepción del primero, pues había salido con hidratación y alimentación suficiente en mi mochila.

Después de unos 10km llego al primer puesto de control, aún muy oscuro, consigo ver a las personas que allí estaban sólo cuando me estaba acercando. No paro, sigo persiguiendo el primer pelotón que se encontraba en mi rayo de visión.

Al pasar por el primer puesto de control, salimos de la playa y tomamos un pequeño tramo de camino de tierra. ¡Qué bien corría! Estábamos con un ritmo de media de 4 ‘/ km ~ 4’10 «/ km. ¡Wow, que increíble! Llegamos rápidamente al segundo puesto de control, y ya eran las 6:15 de la mañana.

En dirección al tercer puesto de control, comenzamos a recorrer un trecho mixto compuesto de asfalto, arena y tierra. Afortunadamente, por estar con unos tenis de trail con tacos no tuve problemas. En este puesto, había planificado detenerme para alimentarme y cambiar de calzado. Cambios de planes. Me sentía muy bien, no podía parar ahora. Quería aprovechar el buen momento. No me detuve. Seguí adelante, teniendo en mi campo de visión los primeros colocados, pero que a unos kilómetros adelante, se iba despegando de mí.

Cuarto puesto de control, para mi suerte, mi apoyo y ángel de la guardia por allí estaba, fuera de lo planeado, pero que cayó como un guante. Recarcé la mochila, comí, bebí, saqué el Buff y puse la visera. Salí y el día estaba naciendo. Era un gran día.

Recorrí hasta el quinto puesto de control, terreno de tierra, bien corríble. Terminé disminuyendo un poco la velocidad, pero desarrollé bien este trayecto. ¡Qué día hermoso, que amanecer, que presente. Este era mi horizonte! En este puesto, al fin, cambio el tenis. A pesar de las ampollas, mis pies estaban nuevos. ¡Qué sensación estupenda!

En dirección al sexto puesto de control el tiempo cambió, allí la naturaleza mostró quién mandaba. Como estaba previsto la noche anterior, la lluvia vendría. Menos de 1 km para llegar al puesto de control, un vendaval, y estamos en la playa. Llego al puesto, me hidrato y alimento rápidamente, pues allí empezó a caer los primeros goteos de lluvia, y aún faltaban alrededor de 20 km para terminar la prueba. A través del puente que nos separa de la playa y de la carretera de tierra y da de frente a una subida, que no era tan empinada, pero nos hacía caminar en esta altura de la prueba. No podía gastar toda mi energía en este momento. Paso por la subida y luego un descenso enorme. No podía correr, porque tenía miedo de golpearme. Desciendo caminando hasta llegar a la arena nuevamente, donde pude volver a correr.

 

Llego al séptimo y último puesto de control. Allí caía la de Dios! y todos los apoyos se cubrían bajo los bares y restaurantes del lugar. La lluvia hizo que la temperatura cayera. Me alimenté rápidamente, no podía quedarse mucho tiempo parado, mi cuerpo se enfriaría. Seguí, después de todo, faltaba poco menos de 12 km, y de allí en adelante, me quedaba la tan famosa y dura sierra de Maresias.

La sierra está compuesta de cerca de 3,5km de subida y 3,5km de descenso. La he venido a poco. La lluvia, por increíble que parezca, ayudaba. Cerca de llegar a la cima, siento un enorme calambre en la pantorrilla derecha, vi mi musculo contraer dentro de la pierna. ¡Qué dolor horrible! Me alargué por un minuto y volví a caminar, el dolor pasó y yo seguía trotando. No podía parar, faltaba poco. Fui bajando poco a poco la empinada sierra al trote para no forzar la musculatura ya cansada.

El fin del descenso de la sierra me llevaba a una estrecha calle que me dirigía hacia la última franja de arena. Allí se iniciaba el último trayecto de playa, faltaba poco, eran menos de 3km hasta el pórtico de llegada.

En este momento, me sentí renovado. No parecía que ya había dejado atrás más de 70km. Corro bien, un poco más adelante ya podía observar, allí estaba él, el pórtico de llegada.

Al acercarme, soy recibido con aplausos y grito de «¡Solo! Solo! Solo! »

Que espectacular, con 6h54min35seg concluyo este brillante viaje de 75km y me reciben con un enorme abrazo de mi novia que hizo un brillante apoyo en esta carrera.

Termino la carrera entero, y con el pensamiento: «¡Wow, qué rápido pasó! ¿Ya acabó? «Y con una enorme voluntad de» ¡Quiero más! »

P.D.: Después de llegar, la lluvia volvió a caer. Necesitaba un baño y cambiarme de ropa, así que volví a la posada. Dos días después, voy a ver mi tiempo oficial y descubro que fui primero en mi categoría, sin ni siquiera imaginármelo durante la prueba.

Finalizo esta crónica sobre la ultra que realicé con un enorme agradecimiento y orgullo por tener la oportunidad de tener a Nico como mi entrenador y poder formar parte de Legroup. ¡Qué familia son ustedes! Sólo los veo a través de Internet, pero ustedes son espectaculares, un día todavía quiero poder darles un gran abrazo a cada uno de ustedes. Gracias por todo. ¡Tengo una enorme gratitud!

Gran abrazo,

Luiz Mandico!

 

VERSIÓN ORIGINAL 🙂

Ultramaratona Bertioga – Maresias, 75Km separam estas duas cidades do litoral norte de São Paulo, que é considerada uma prova carimbada a todos os ultramaratonistas que iniciam sua carreira nas longas distâncias. Ela que é caracterizada por ser uma prova rápida, porém tem a sua cereja do bolo, a tão famosa e dura serra de Maresias. A prova é composta por 7 postos de controle, com distâncias que variavam de 5 a 15 km, onde podes receber ajuda de sua equipe de apoio, que brilhantemente foi realizado por minha namorada.

Sábado, 19 de maio de 2018, o dia da prova. Eram 3h da manhã e já estava acordado. A largada da categoria solo só se dava as 5h. Levanto, me visto, tomo meu café da manhã e dirijo-me a largada que estava a menos de 1km dali.

Na arena de largada, aqueço-me, me posiciono abaixo do pórtico e aguardo-me ansiosamente o soar da buzina autorizando nossa largada. Largamos! Ainda escuro, a temperatura estava perfeita, éramos escoltados na areia por apoios de outras equipes que percorriam o trajeto de bicicleta. Me sentia muito bem. Grudei no primeiro pelotão! Que incrível estar entre os 6 primeiros colocados. Mas sabia que teria muitos quilômetros pela frente.

Havia montado a estratégia de parar apenas nos postos de apoio impares, com exceção do primeiro, pois havia largado com hidratação e alimentação suficiente em minha mochila.

Após cerca de 10km chego ao primeiro posto de controle, ainda muito escuro, consigo ver as pessoas que ali estavam somente quando estava me aproximando. Não paro, sigo perseguindo o primeiro pelotão que se encontrava no meu raio de visão.

Ao passar pelo primeiro posto de controle, saímos da praia e pegamos um pequeno trecho de estrada de terra. Como eu corria bem! Estávamos com um pace de média de 4’/km ~ 4’10”/km. Uau, que incrível! Chegamos rapidamente ao segundo posto de controle, e se quer eram 6h15min da manhã.

Em direção ao terceiro posto de controle, percorríamos um trecho misto composto de asfalto, areia e terra. Felizmente, por estar com um tênis de trail com cravos eu não tive problemas. Neste posto iria parar para me alimentar e trocar de calçado. Bem, mudanças de planos. Me sentia muito bem, não podia parar agora. Queria aproveitar o bom momento. Não parei. Segui adiante, tendo em meu campo de visão os primeiros colocados, mas que a alguns quilômetros à frente, se desgrudariam de mim.

Quarto posto de controle, para minha sorte, meu apoio e anjo da guarda por lá estava, fora do planejado, mas que caiu como uma luva. Recarreguei a mochila, comi, bebi, tirei o Buff e coloquei a viseira. Saí e o dia estava nascendo. Era um grande dia.

Percorro até o quinto posto de controle, terreno de terra, bem corrível. Acabei diminuindo um pouco a velocidade, mas desenvolvi bem este trajeto. Que dia lindo, que amanhecer, que presente este era meu horizonte. Neste posto, enfim, troco o tênis. Apesar das bolhas, meus pés estavam novos. Que sensação estupenda!

Em direção ao sexto posto de controle o tempo mudou, ali a natureza mostrou quem mandava. Como previsto na noite anterior, a chuva viria. Menos de 1km para chegar ao posto de controle, um vendaval, e nós estamos na praia. Chego ao posto, me hidrato e alimento rapidamente, pois ali começou a cair os primeiros pingos de chuva, e ainda faltavam em torno de 20 km para terminar a prova. Atravesso a ponte que nos separa da praia e da estrada de terra e dá de frente a uma subida, que não era tão íngreme, mas nos fazia caminhar nesta altura da prova. Não podia gastar toda minha energia neste momento. Passo pela subida e logo adiante uma descida enorme. Não podia correr, pois tinha medo de me lesionar. Desci caminhando até cair na areia novamente, onde pude voltar a correr.

Chego ao sétimo e último posto de controle. Ali caia o mundo e todos os apoios se abrigavam embaixo dos bares e restaurantes do local. A chuva fez com que a temperatura caísse. Me alimentei rapidamente, não podia ficar muito tempo parado, meu corpo iria esfriar. Segui, afinal, faltava pouco menos de 12 km, e dali em diante, me restava a tão famosa e dura serra de Maresias.

A serra é composta de cerca de 3,5km de subida e 3,5km de descida. Fui galgando-a aos poucos. A chuva, por incrível que pareça, ajudava. Próximo de chegar ao topo, sinto uma câimbra enorme na panturrilha direita, vi meu musculo contrair para dentro da perna. Que dor horrível! Me alonguei por um minuto e voltei a caminhar, a dor passou e eu segui a trotar. Não podia parar, faltava pouco. Fui descendo pouco a pouco a íngreme serra ao trote para não forçar a musculatura já cansada.

O fim da descida da serra me levava a uma estreita viela que me direcionava para a última faixa de areia. Ali se iniciava o ultimo trajeto de praia, faltava pouco, eram menos de 3km até o pórtico de chegada.

Neste momento, me senti renovado. Não parecia que já havia deixado para trás mais de 70km. Corro bem, um pouco mais a frente já podia observar, ali estava ele, o pórtico de chegada.

Ao me aproximar, sou recebido com aplausos e grito de “Solo! Solo! Solo!”

Que espetacular, com 6h54min35seg concluo esta brilhante jornada de 75km e sou recebido com um enorme abraço de minha namorada que fez um brilhante apoio nesta corrida.

Termino a corrida inteiro, já com pensamento: “Nossa, como foi rápido! Já acabou?” e com uma vontade tremenda de “Quero mais!”

P.S.: após chegar, a chuva voltou a cair, precisava de um banho e trocar de roupa, dai então voltei para a pousada. Dois dias após, vou conferir o meu tempo oficial e descubro que fui primeiro em minha categoria. Se quer imaginava o quão havia ido na prova.

Finalizo esta crônica sobre a ultra que realizei com um enorme agradecimento e orgulho por ter a oportunidade de ter Nico como meu treinador e poder fazer parte da Legroup. Que família vocês são! Só os vejo por meio da Internet, porém vocês são espetaculares, um dia ainda quero poder dar um grande abraço a cada um de vocês. Obrigado por tudo. Tenho uma enorme gratidão!

Grande abraço,

Luiz Mandico!

Deja un comentario